El autónomo necesita planes específicos permitan su sostenibilidad y la mejora de su cuenta de resultados

Artículo de Opnión, por Álvaro Bajén, Secretario General de UPTA Aragón y de Política Económica de UPTA España

Los bancos van a tener más control, desgraciadamente no analizamos con cuidado que comporta este concepto. Los bancos van a tener más restringida su libertad para conceder créditos teniendo que subir los ratios de provisión en las operaciones que realicen, es lo que se llama aversión al riesgo.

Con la excusa de Basilea, los bancos van a hacer padecer aún más a los autónomos y pequeños empresarios, dado que no recibirán financiación ni líneas de descuento, con ello muchos autónomos se verán abocados al cierre.

Proyectos de pequeños emprendedores en I+D+i, nuevos autónomos y Pymes, negocios que tengan morosidad pero con liquiedez suficiente, van a ser incapaces de recibir financiación, mientras duren políticas anticíclicas.

La UE puede dirigirse por caminos económicos peligrosos pues con el afán de salvar el modelo alemán, es decir salvar su capacidad exportadora, se trabaja preferentemente en el plano de la estabilidad y la reducción del déficit, con la consecuencia de la subida de impuestos que pueden perjudicar el relanzamiento de las economías de la UE.

Estamos ante un fracaso moral de nuestras sociedades que han basado el crecimiento en el fomento del individualismo, la creación de seres humanos competitivos y antisolidarios y que fomentan la desigualdad. Cometimos graves errores, así teníamos en la Caja Postal (Banca Pública) 4.000 sucursales, que si existieran en este momento se podría haber dado un servicio específico a las empresas ante la reducción del flujo crediticio.

Los Estados, con sus sistenas impositivos, con su capacidad económica que procede de la contribución de los ciudadanos, han evitado la caída de los sistemas financieros acudiendo a su rescate. Hay que recordar que estas grandes instituciones promovían (acuerdos de Washington) la desaparición de impuestos. La ceguera era tal que ahora se lamentan de la desafortunada decisión de la eliminación del Impuesto de Patrimonio.

El trabajador autónomo que se encuentar en este momento en situación de incertidumbre y de precariedad precisa de apoyos de la Administración, en defintiva de los ciudadanos, que con planes específicos permitan su sostenibilidad y la mejora de su cuenta de resultados.

Es justo lo contrario de lo que se nos propone en Basilea III.

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