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La Tercera Revolución Industrial (I)

La expansión de los mercados financieros es relativamente reciente y explosiva

Está surgiendo una fuerza importante: la democracia del trabajo

Artículo de Opinión por Álvaro Bajén, secretario general de UPTA Aragón y de Política Económica de UPTA España. Abogado

Cada vez es más difícil suministrar la gran demanda existente en la actualidad de energía. Nadie tiene claro de donde saldrá todo la energía que vamos a precisar en el futuro, si pensamos en el petróleo, sin entrar a tratar cuánto queda, hay que encontrar y producir suficiente petróleo, y desplazarlo a través de oleoductos y grandes petroleros a los lugares de destino. Las dimensiones de la empresa son alucinantes: cuando afirmamos que en 2020 la demanda de petróleo será de 140 millones de barriles diarios, lo que queremos decir es que para entonces las compañías y los estados petroleros tendrán que descubrir, producir, refinar y sacar al mercado 140 millones de barriles cada veinticuatro horas, un día tras otro, año tras año, sin falta.

La simple construcción de esa nueva capacidad de producción implicará gastar alrededor de un billón de dólares en capital adicional y requerirá a las compañías petroleras aventurarse en lugares, como el Ártico, que resultan costosísimos de explotar.

Al punto crítico en la producción del petróleo se une el deterioro del clima por las emisiones de nuestra actividad económica. El calentamiento global inducido por los seres humanos afecta ya al propio clima y la química terrestres representando una amenaza para los ecosistemas y las especies de los que dependemos para nuestra supervivencia

Pero lo que más está devastando nuestro planeta es la lucha insaciable de los países poderosos por apoderarse de las fuentes de energía y materias primas que necesitan sus industrias. El siglo XX es un siglo marcado por una cifra record de guerras mundiales y por las muchas formas de morir a gran escala.

Un fenómeno nuevo entra en el escenario, es el sector financiero. Con las nuevas tecnologías lo que efectivamente se ha globalizado son los mercados financieros. Su expansión es relativamente reciente y explosiva. Con ello se han alterado los conceptos típicos del esfuerzo humano como fuerza de creación de valor económico.

Con la aparición de la especulación se pone en cuestión la tradicional visión que hemos tenido sobre el trabajo. Uno se puede hacer rico sin apenas esfuerzo con sólo realizar determinadas operaciones financieras.
Los gobiernos han dejado las manos libres al poder económico y con ello los votantes, paganos de la crisis, hemos perdido el control democrático de todas estas actuaciones.

La globalización financiera es totalmente antidemocrática. ¿Qué podemos hacer? Está surgiendo una fuerza importante es la democracia del trabajo

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