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Una gran empresa: Los autónomos de mi ciudad

Las grandes poblaciones de nuestro país se deben dotar de una estrategia integral que potencie la actividad económica generada por los autónomos y profesionales

Artículo de Opinión, por Álvaro Bajén, secretario general de UPTA Aragón. Abogado

Se imaginan Vds que en UPTA propiciáramos una gran empresa dirigida a potenciar el entramado que crean todos los autónomos en una ciudad.

De tan obvio uno se pregunta cómo es que ningún político o agente social no se haya dado cuenta.
La posible explicación está en el esquematismo y la excesiva utilización de conceptos estandarizados que utilizamos para explicarnos la realidad circundante y que poco tiene que ver con la auténtica realidad.

No cabe duda que uno de los términos más empleados en el quehacer de los políticos y agentes sociales es el concepto de empresa y su aplicación humana que no es otro que el término empresario.

Éste concepto todos sabemos que es polisémico y que es utilizado indistintamente y sin matices para situaciones bien distintas. Así se dice que empresarios son los autónomos, que empresarios son los miembros de las asociaciones que contratan a trabajadores y empresarios son los dirigentes de las grandes multinacionales, de los bancos o de las empresas de inversión. Sin embargo, todos sabemos que no podemos poner en el mismo saco todo este conjunto heterogéneo de sujetos.

Si decimos que nuestra ciudad está plagada de empresas todos inmediatamente pensamos que no, que estas se encuentran en las afueras de nuestros pueblos y ciudades, en polígonos con naves industriales y que en la ciudad lo que existen son vecinos. Vemos como de un plumazo nos olvidamos de todos aquellos que habitan y trabajan en nuestra ciudad, los trabajadores de los servicios y todo un entramado de profesionales y autónomos.

Estos si bien pueden ser considerados empresarios no son equiparables a aquellos que habitan en nuestros polígonos industriales, ni tampoco son equiparables a los banqueros o empresas financieras que también pueblan nuestras ciudades pero que no tienen industrias sino oficinas.

Es necesario hablar, no ya de empresarios, sino de autónomos y profesionales y la red que extienden por todos nuestros barrios y en los centros de las grandes poblaciones. Red que en estos momentos de crisis puede desaparecer o, se puede decir, se está deteriorando continuamente y lo más grave es que ni nuestros políticos, ni los agentes sociales se dan cuenta de este deterioro. En 2011, en el primer trimestre ya han desparecido, sólo en el sector del comercio, más de 20.000 tiendas.

Por ello las grandes poblaciones de nuestro país se deben dotar de una estrategia integral que potencie la actividad económica generada por los autónomos y profesionales. Se debe de producir una regeneración urbana partiendo de esta realidad. Se deben apoyar nuevas actividades y favorecer la diversificación económica haciendo frente al cambio de nuestra economía productiva. La ciudad se convierte en un todo y el ·»mix·»que forman los autónomos en una gran empresa compuesta por miles de actividades económicas que son puestas en valor por la ciudad.

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